viernes, 28 de enero de 2011

HOMENAJE


En La Novelística Del Nobel Peruano

EL INTELECTUAL FRACASADO

El perfil del escritor deslucido, desperdiciado, frustrado y, en general, la del intelectual fracasado en medio de un ámbito social y cultural impropio de la naturaleza y las expectativas de su realización vocacional, es una de las constantes temáticas en las obras más distintivas de la novelística vargasllosiana. Desde una inicial La ciudad y los perros (1963) -con el personaje de Alberto o El Poeta Fernández-, hasta El pez en el agua (1993) -donde convergen un grueso de la ralea política e intelectualista peruana-, pasando por Zavalita, de Conversación en La Catedral (1969), Pedro Camacho, de La tía Julia y el escribidor (1977), el Periodista miope, el León de Natuba y Galileo Gall, de La Guerra del fin del mundo (1981), y la representación de un anónimo contador errabundo de ficciones, -el "hablador"-, de El hablador (1987), Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936), ha venido presentado su posición, por demás, reflexiva y crítica, acerca del escritor y el intelectual latinoamericano, arrasado por el vendaval de la inautenticidad, el término habitual sobre las ideas y la creatividad, la frustración, la mediocridad.
 
Así, en La ciudad y los perros, Alberto o El Poeta Fernández, cuando se afilia en el Colegio Militar Leoncio Prado, de Lima, es casi un niño, y le cuesta una suma de abusos y sublevaciones para hacerse de un espacio, más o menos respetable, dentro de las afligidas y duras circunstancias de la vida castrense. El Poeta reniega de la vida soldadesca, y es el más conciente de las iniquidades que perpetran el ejército y los cadetes, contra sus propios camaradas. Lo llaman El Poeta porque, para ganarse algo de dinero -que gastará en cigarrillos y otras minucias-, escribe cuentitos pornográficos y, por encargo, esquelas de amor para las prometidas de los cadetes. Procede de una familia disgregada y de nivel intermedio. Su participación, en la trama narrativa, acaba cuando su denuncia, de asesinato de uno de los estudiantes por otro compañero, es negada y encubierta burdamente por el régimen autocrático del colegio, y, este hecho, lo deja con un sentido de ineptitud y fracaso personales.

Santiago Zavala (Zavalita), de Conversación en La Catedral -libro que puede ser concebido como una novela política, pero también como “una perspicaz reflexión sobre lo latinoamericano y sobre la pérdida de la libertad” (narra, de cierto modo, la dictadura militar de Manuel Odría, en el Perú)- es, inicialmente, un estudiante de Derecho, “miraflorino” -de extracción social ennoblecida, claro está- que, luego, se convierte en un periodista de filiación izquierdista, en contracorriente con los ideales familiares, principalmente de su padre, don Fermín, hombre ligado, por interese más comerciales que políticos, al régimen de facto, que ansían ver a su hijo convertido en un profesionista a cargo de sus negocios. De cierto modo, también, por Santiago Zavala, fluctúa toda la complicada población que domina la ficción, y es el espectador de una realidad social que no comprende, y cuya provocación rescinde sus concepciones éticas y políticas, que lo han inquietado desde su juventud. Al igual que El Poeta Fernández, Zavalita, perece con sus expectativas, finalmente convertido en otro peruano más, que no alcanza resolver el enigma: “¿En qué momento se había jodió el Perú?”, y ya devastado por el desengaño y la mediocridad.

En La tía Julia y el escribidor, Pedro Camacho -un chileno libretista de radioteatros-, en virtud a su “arte”, es adulado por adictos radioyentes y sus propios jefes, pero finalmente concluye embrollando a sus radioescuchas, con los cambios y alteraciones de sus personajes, pero, sobre todo, porque éstos se extinguen en las más insospechados desastres. El escribidor, en su desmedida ambición de bruñir sus radionovelas, padece un período de enajenación mental y es confinado en un sanatorio para enfermos perturbados. Tiempo después, al reencuentro con Vargas -quien no le reconoce en una primera instancia: se le advierte diferente, transmutado-, está casado con una meretriz que simula de artista, viste como un legítimo indigente y trabaja haciendo mandados humillantes en una gacetilla de mala muerte, y ya no es más el hombre que trastornó, a los hogares limeños, con sus historias radiales. Ahora, es un individuo inspiración de burlas y desprecios de los sujetos para quienes sirve y que lo repudian.

En La Guerra del fin del mundo -una novela de cataclismo y destrucción y resonancias legendarias que fascina y asombra desde el inicio hasta el final-, el Periodista miope, el León de Natuba y Galileo Gall, son tres de aquellos distintivos ficcionales vargasllosianos del intelectual que acaba reducido a la pequeñez y el infortunio. Por un lado, el miope -personaje inspirado un poco en Euclides da Cunha-, es un cronista bahiano de anatomía desbaratada y repulsiva e indumentaria extravagante, fumador de opio y con presunciones de “poeta maldito”. Como con El Poeta y Zavalita, la historia de la novela pasa desde su percepción, y con ella, también, la de su destino de intelectual desaprovechado que termina buscando concluir la verdadera historia de Canudos, historia que, por demás, el Brasil quiere olvidar para siempre, por sus caras consecuencias sociales y políticas. Es, pues, personaje ícono novelístico vargallosiano del escritor desperdiciado en un ambiente inoportuno para su condición de intelectual.

Por otro lado, el León de Natuba -un ser malformado (entre humano y animal), que vaga en cuatro patas y con una cabeza enorme de inteligencia prodigiosa-, es el escriba de Canudos. Él está siempre al lado de Antonio Consejero, santo y líder de los alzados, registrando cada uno de los acontecimientos y otras significancias del varón virtuoso. Sin embargo, al final del relato, perdidos sus escritos, confundido entre yagunsos y solados en medio de la guerra, desaparece sin otro destino que el fuego y la muerte.

Igualmente, en La guerra del fin del mundo, Galileo Gall es un aventurero escocés seducido por los dogmas frenológicos, y con sus crónicas periodísticas que, quizá, nadie lee en su lejano destino europeo francés, es una especie de cuentista instintivo de la realidad política y social del Brasil. Adicto de la “Idea” se autoimpone un estado de castidad en provecho de su quimera insurrecta y anarquista. Su final es previsible desde una buena parte de su participación en la trama del relato: ha de morir sin llegar a Canudos y sin siquiera participar en la “causa”, que cree socialista y de reivindicación, de los rebeldes del sertón.

En El hablador, un narrador principal que -al igual que en La tía Julia y el escribidor u otras novelas del Vargas Llosa-, se equipara con el autor, evoca sus intimaciones con un compañero de mocedad, Mascarita, quien siente una poderosa fascinación por los aspectos de una pequeña cultura antigua del Perú; y, por otro lado, un furtivo contador vagabundo de leyendas -el "hablador"-, viva memoria colectiva de los indígenas machiguengas de la selva peruana, cuenta, en un lenguaje de extraña poesía y artificio, su propia vida y las historias y fábulas de su poblado, sin ni siquiera presagiar que sus relatos han de ser, un poco más en el tiempo, olvidados, ignorados, perdidos irremediablemente.

Y El pez en el agua -suerte de novela y memorias del novelista peruano- contiene, en capítulos superpuestos, las evocaciones de dos períodos terminantes de la vida de su autor: la correspondiente a su infancia, por la época en que se le anunció que su padre estaba vivo y, otra, la campaña presidencial peruana que, tras el fracaso electivo ante Alberto Fujimori, finiquita en junio de 1990, con el regreso del escritor a Europa. En El Pez en el agua, junto a su experiencia de candidato presidencial, Vargas Llosa irá retratando toda una gama de circunstancias personales y ajenas de las más variadas condiciones, así como algunas figuras políticas e intelectuales peruanas. Sin embargo, los momentos dedicados a la atención del intelectual, específicamente del escritor peruano -y por extensión latinoamericano-, deja establecido su carácter ideológico respecto a la figura del escritor, presentando, muy claramente, su posición frente a la actuación de los que llama “escritor esquizofrénico ético” y el “escritor barato”. Ambos tipos de escritores siempre “van desmintiendo a menudo con sus acciones privadas lo que promovían con tanta convicción en sus escritos y actuaciones públicas.”, y la derivación de tamaña inautenticidad es, en la acción intelectual, el simplismo del alegato, la conquista del estereotipo, la fútil argumentación y el lugar común sobre los pensamientos y la creación artística.

Por William Smith Piscoya Chicoma

(chcarmen2010@hotmail.com)


Ferreñafe, 30 de noviembre de 2010.

jueves, 27 de enero de 2011

La Quimera Coronada: Libro de la lucha y los afanes

La quimera coronada (Libro de la lucha y los afanes) es, literalmente, el libro de la colección lírica de cuatro jóvenes poetas ferreñafanos, quienes, desde sus iniciales años adolescentes, han venido desarrollando cierto tratamiento especial con la palabra literaria; y su título, alude a un par versos de dos notables poemas -de José Rosario Primo Bonilla y de Lucio Huamán Castillo, respectivamente- que, creemos, engloba el espíritu y el carácter ideológico del texto, y confiere cierta unidad sistemática al conjunto de los textos que reúne; pero, sobre todo, infiere, por un lado, la realización tangible de la invención poética, y, por otro lado, la ejecución concreta del oficio de escritor. Es decir, La quimera coronada (Libro de la lucha y los afanes) es, en realidad, la concretización -simbolizada en la realización de la ilusión, del ensueño, por medio de la lucha y los afanes de sus atores-, de la propia poesía.

Para acceder al poemario, hacer clic en La Quimera Coronada
O tambien en las siguientes imágenes.



martes, 25 de enero de 2011

Recetario de luceros.

Los poetas ferreñafanos Matilde Mesones Montaño, Lucio Huamán Castillo,  y Jorge L. Huaman Salcedo, realizaron un trabajo de recopilación de las creaciones poéticas antiguas y de la nueva generación de vates ferreñafanos, naciendo así en el año 2,000 la antología poética bien denominada Recetario de Luceros - Editorial Maribelina. La Asociación Provincial de Poetas de Ferreñafe, considera necesario que una obra de tal magnitud sea difundida por este medio.

Para su lectura en formato PDF, hacer click en el siguiente enlace: RECETARIO DE LUCEROS
Tambien pueden acceder haciendo click en la Carátula del Texto.





lunes, 24 de enero de 2011

Ecopoesía San José - 2010


Por William Piscoya Chicoma

Con el título de Benjamines Sanjosefinos Cantándole a la Vida y al Planeta, con la denominación global de Ecopoesía San José 2010, y con el auspicio del Club de Leones Los Parques de Chiclayo y la Fiscalía de Prevención del Delito en Materia Medio Ambiental, Kathy A. Gonzáles Cruz y José R. Primo Bonilla -docentes del centenario y emblemático Colegio Nacional de San José-, acaban de publicar el resultado de un trabajo, ciertamente, relevante: el Primer Concurso de Poesía Ecológica (Ecopoesía 2010), realizado entre noviembre y diciembre del pasado año.
 
El mencionado evento literario realizó, en el sesquicentenario chiclayano, algo que ya no es muy habitual en nuestro tiempo: la participación, de los estudiantes de todos los Grados del Nivel Secundaria, en una competencia poética y -dicho sea con énfasis y suma complacencia- con temática muy especial: la ecología. Y es que, verdaderamente, en la actualidad, resulta muy difícil convocar a casi todo un colegio, de la dimensión del Coloso del Norte, en un torneo literario, específicamente, lírico, y -valor al mérito de los organizadores Kathy Gonzáles y José Primo, y de los docentes asesores- con orientación e intencionalidades eminentemente medioambientalistas. El resultado: un libro materialmente hermoso y, lo que es más afortunado aún, con la presentación de un conjunto de benjamines poéticos de grandes talentos que,  desde ya, se constituyen como las nuevas y auspiciantes voces líricas de nuestro territorio lambayecano.

Benjamines Sanjosefinos es, desde el punto de vista de la promoción literaria, una flagrante realidad y, desde el ecologista, toda una promesa de movilización de conciencia medioambiental juvenil, que nos llena de ilusiones y nos instiga a creer, no sólo en la posibilidad del forjamiento de una nueva pléyade de poetas y escritores chiclayanos, sino, también, en el principio de un verdadero acontecimiento de cruzada por la protección de la naturaleza, de la magnitud que es importante generar en nuestros ciudadanos del hoy y del mañana. Por eso, en este trabajo -que congregó a la familia sanjosefina y al Club de Leones Los Parques de Chiclayo, básicamente-, se consigue, sobre todo, un fin fundamental: educar, a la sociedad lambayecana y nacional, en el amor por las entidades del espíritu y el valor de la defensa de nuestro planeta, modo sin precedentes en nuestro ámbito regional.

 Benjamines Sanjosefinos -ya lo hemos referido-, consta de la recopilación -finamente realizada por Kathy Gonzáles y José Primo- de la presentación de los textos poéticos de los ganadores del concurso y, asimismo, de los más distinguidos de otros participantes. Y hay, en este libro, un par de aspectos muy bien definidos que es muy importante destacar: el aprobado manejo de la palabra poética, por un lado, y por otro lado, la competitividad creativa y la imaginación desplegada por sus pequeños autores. Prueba de ello son, sin ninguna duda, los textos ganadores, pero, de la misma manera, un gran número de los otros poemas de la compilación. Resultaría extendido, por no decir, improbable, hacer en una sola nota, el comentario crítico adecuado, conveniente, oportuno, de los textos de los benjamines líricos sanjosefinos, pero, la percepción caótica de un mundo industrializado y postmoderno, el daño irreparable de la mano del hombre sobre la creación, las consecuencias funestas para la supervivencia de los seres vivientes por acciones de profanación, corrupción y contaminación del hábitat, así como, -antagónicamente-, la protesta contra la inversión del proceso de surgimiento y desarrollo de las fuentes de vida, la identificación con los planes, propósitos y acciones a favor de protección del ecosistema, el canto a la paz, al equilibrio y la armonía del universo, la plegaria e invocación a Dios como salida a la situación crítica y la resolución problemática, y, en general, el grande amor por la naturaleza y la creación, son temas recreados muy emotiva e ingeniosamente en el nuevo libro, y constituyen -junto a los recursos de estilo, todavía incipientes, y al lenguaje sencillo y directo, pero no por eso, falto de creatividad y de lirismo-, el a merveille (¡a maravilla!) bona fide (de buena fe) de la joven poesía sanjosefina, que nos hacen tener la certeza de que, así como nuestro mundo, todavía tenemos la oportunidad de creer y tener otras nuevas y grandes oportunidades, para ser de nuestro planeta el lugar, la parte del universo donde poder vivir en congruencia con todo lo existente. Para los benjamines del San José y para todos aquellos involucrados en esta magnifica tarea, muchas felicidades, y que Dios y la Naturaleza os guarde.
Para ver el texto completo hacer click en el siguiente enlace:
Ecopoesía San José -2010 en PDF o en la imagen de la carátula: