jueves, 29 de diciembre de 2011

EL ÁRBOL

                                           William Smith

Yo soy el árbol.
El árbol.
Sí, señoras y señores, yo soy el árbol.
El que desde la primera aurora del mundo
me he erigido sobre la tierra y en el aire,
y he levantado mi alma como una montaña,
y he encumbrado mi cuerpo como un astro,
y he realzado mi palabra como un himno…
para cantar la vida,
la libertad,
el hombre.

Yo soy el árbol.
Miradme:
Vengo desde lejos cargando el pasado
y he llenado de pájaros al cielo,
y he dotado de plantas a la tierra,
y he bastado de peces a los ríos y a los mares,
y he colmado de música y coros el firmamento,
y he afrontado y rebatido mil veces a la Muerte.
Yo, señora y señores, el árbol.

Yo soy el árbol.
El árbol silencioso de los sueños.
El árbol apacible de los parques.
El árbol imbatible en la tormenta.
El árbol rumoroso de las calles.
El árbol misterioso del camino.
El árbol portentoso de los bosques.
El árbol solitario del olvido.

Sí, pero soy el árbol.
Escuchadme:
En mi mente susurran las pasiones,
en mi pecho silba la alegría,
por mis brazos transita la aventura,
de mis manos se elevan las mañanas,
de mis piernas fluye la energía,
y en mis pies se cimienta la esperanza.
Yo,  todo luz que se vierte sobre vosotros.
De mí, sólo de mí, del árbol.
Porque yo soy el árbol.
Sentidme:
Mi corazón crepita como un cráter,
mi fuerza es la de un espíritu indomable,
mi alegría es la de germen de la savia,
mi lucha es la batalla de titanes,
mi causa es la fe en el humano,
mi amor va más allá de todo tiempo,
mi amor va más allá de todo espacio.
Porque yo soy el árbol.

Yo soy el árbol.
Buscadme, y han de descubrirme en cualquier tarde.
Llamadme, y he de llegar hasta el infinito.
Pedidme, y les daré de la simiente.
Preguntadme, yo tengo las respuestas.
Yo, señoras y señores, el árbol.
Sólo el árbol.

Sí, el árbol.
El árbol que precede a todo acto.
El árbol que deviene del Supremo.
El árbol milenario de la vida.
El árbol que circunda por las cosas.
El árbol que allega los encuentros.
El árbol. Sólo el árbol.

Sí, aquel.
El que ha de estar siempre con vosotros:
en el día exacto, a la hora precisa,
en el cabal instante de la ineludible partida y el adiós…
Y también, el árbol prodigioso del futuro.
Sí, el que ha de estar siempre con vosotros:
el del instante justo de la ineludible  Regeneración…
El árbol. Yo,  el árbol.
Sí, señoras y señores, sólo el árbol.