martes, 8 de febrero de 2011

La Poesía Ferreñafana de Ayer y Hoy

YO FUI SIEMPRE

Yo fui siempre en la vida como un ave sin nido
y mis alas sufrieron los rigores de todo…
Errabundo obligado, acosado y herido,
¡pero nunca mis plumas salpicaron con lodo!

¡Soledad impiadosa! ¡Orfandad! ¡Amargura!
¡Y que sed infinita de un amor me ahogaba!
Como águila herida huí siempre a la altura
para mirar lo ignoto y espera que ansiaba.

En la cumbre, en lo alto, plasmó mi pensamiento.
¡Allí fue mi refugio! ¡Allí mi aislamiento!
Esperando que el tiempo curará mi dolor

y me libraba en tanto que el infortunio hiciera
vaciar de mi alma el dulce almíbar que hoy te diera
en cambio del regalo que hoy me das con tu amor.

                                  Álvaro Mesones Piedra (1904-1969)


ROSA INMORTAL
                                  
Hoy te dijimos adiós,
Hoy nuestras almas quedaron vacías
Por siempre extrañaremos tus cariños
Tu voz será un eco inmortal en tu hogar
Y tu sonrisa siempre estará perennizada
En nuestras pupilas.
Tus lecciones están grabadas en nuestro ser.
Has partido llevándote el dolor contigo,
Las sábanas, la cama, las sillas, las sandalias,
Sienten el dolor de tu partida.
Tus pequeñas primaveras sollozan
Tu paso a la inmortalidad,
El dolor no dio tregua
Y tu frágil humanidad cedió.
Siempre estarás presente
En la primavera, en los onomásticos, en el otoño,
En la aurora.
Fuiste plena como un algarrobo,
Brindaste antes de partir.
Por siempre estaremos esperando,
Tu alegría desbordante, tus palabras, tus sueños
Del ayer y hoy
Tus concejos, tus razones…
                                  José Rosario Primo Bonilla

TRATO DE ESCRIBIRTE

Trato de escribirte.  De dibujarte.
De plasmarte en uno de mis versos.
Mas es imposible. Es imposible describirte.
Tu cuerpo, tu rostro, toda tú.
Eres  imposible, pero no irreal,
pero lo pareces, por tu perfección,
por tu dulzura cautivadora,
por tu similitud a un dios (o una diosa),
por tu feminismo y tus ganas de vida.
A veces te quiero, otras sólo te admiro.

                                                 Manuel Zeña Carretero


     
       SI ESTUVIERAS AQUÍ  PAPÁ…

Si tuvieras aquí,  papá…
estaríamos celebrando
tus  ochenta años, ochenta estaciones
de inviernos y primaveras entrelazados,
el gris de tus cabellos reluciría
como cenizas de un volcán dormido
que contempla la aurora virginal.

Si estuvieras aquí, papá…
esparciría tus años por los vientos
para consolarme contándote en el silencio,
tomaría un poco de tu sonrisa
para florecer mis campos desolados,
prestaría un poquito de tu fe
para ganarle la batalla a la Duda.

Si estuvieras aquí, papá…
me asiría de tus pasos firmes
para tratar de llegar
hasta el agujero negro
de mis crepitaciones.

Si estuvieras aquí, papá…
juntos,  apagaríamos
ochenta llamitas de azules esperanzas.
Sería un julio eterno,
 de invierno sin inviernos
y flores de fuego
perfumarían la estancia.
Y yo, imbuida del espíritu
de Kalho  o de Blanchard
plasmaría en una  acuarela
esta tierna escena familiar
y,  luego,
echaría a correr presurosa
para que el indolente tiempo
no me la arrebate.
Si estuvieras aquí, papá
otra sería la historia…

                             Matilde Mesones Montaño




SI ME PREGUNTARAS

Si me preguntaras un día
¿qué es mi amor?, te diría:
que tu amor es mi vida,
es mi paz, mi luz,
mi religión, mi verdad,
mi felicidad y alegría.
Si me preguntaras
¿qué  puede hacer mi amor?
Te respondería:
tu amor todo lo olvida,
todo lo da, lo ve, lo cree,
tu amor todo lo ama,
todo lo perdona, lo cura, lo sana,
tu amor todo lo salva,
todo lo borra, lo puede.
Si me preguntaras
¿qué tan grande es mi amor?
solo te diría:
que tu amor es tan grande
como el universo,
como la distancia a la luna,
como el tiempo en dar
la vuelta al mundo,
como el calor que hay en sol.

                              Ángel Ramos Mejía



LA ESPERA

Amor, ¿en qué rincón de la vida te dejé?
Donde voy tu fantasma me persigue.
Desde entonces, anhelante, triste, esperanzada,
cada noche una estrella me anuncia tu llegada.
Amor, misterioso resplandor me ilumina y corono.
Di, ¿qué será de ella, de mis sueños?
¿Cuál será la señal de nuestro encuentro
mientras viva, mientras busque
la última razón de un sentimiento?
Amor, tu beso, el verdadero, aún no llega;
otros besos, otros rostro, el consuelo me circundan.
Mis ojos desolados te han mirado desde ahora,
desde siempre, desde nunca.

                                         Lucio Huamán Castillo