lunes, 24 de diciembre de 2012

¡FELIZ NAVIDAD DESDE FERREÑAFE!

Desde la Telúrica y calurosa Tierra de Santa Lucía de Ferreñafe le saludamos a todos los poetas, escritores, músicos y artistas de nuestro medio y del mundo para desearles una Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo, que en unión de familia y amistades cumplan sus sueños en el próximo año 2013. Son los sinceros deseos de la Asociación de Poetas de Ferreñafe.
Para esta fecha les regalamos un poema de nuestro asociado William Smith.

                      LLEGADA NAVIDAD

Quédate junto a la puerta de tu casa, esta noche,
y mira con insistencia el cielo despejado de diciembre
(tal vez te sorprenda, en algún instante,
una estrella fugaz que corta el firmamento).

No te alejes demasiado de tu cuadra.
Es hora, antes bien, de buscar las cosas y los recuerdos
guardados en los andamios, extraviados en los escritorios,
escondidos en los estantes, perdidos en los roperos
u ocultos en las maletas.

Siéntate a la vera de tu casa y, como en la silla más querida,
descansa tus ideas y tu corazón en la serenidad
del plenilunio que principia a terminar el año.
Deja descansar tu alma del apuro del trabajo,
de la premura de la gente, del bullicio de la ciudad.

Quédate junto a la puerta de tu casa, esta noche,
y canta o silba alguna canción que aprendiste y habías olvidado
 (tal vez te inquiete, en algún instante,
el significado de su letra en su silente armonía).

No te distancies demasiado de tu barrio.
Ha llegado el momento de escribir los nuevos poemas,
de contar las recientes historias, de publicar el último amor.
Procura vincularte, como ante, con las entidades de tus sueños,
con los personajes de tus cuentos, con tus fantasías de escritor.

Siéntate a la vera de tu casa y, como en el lugar más preciado,
deposita tu máxima ofrenda y tu más fácil perdón
en el espacio silencioso de la Nochebuena.
Deja descansar tu alma del apremio de los días,
de la prisa del tiempo, de la urgencia de de la vida.
Ya es Nochebuena, ya es llegada Navidad.

Ferreñafe, 23 de diciembre del 2012.

viernes, 6 de julio de 2012

Yo Tengo

                           William Smith
Yo tengo lo que vienes buscando desde hace mucho tiempo. Lo que indagas en tu origen. En tu nombre. En tu edad. Lo que se esconde tras de ti cuando tienes que hablar del amor. Del dolor. De Dios. Del sexo. De la vida. Lo que permanece en el límite de tus temores. Tus prevenciones. Tus escrúpulos. Aquello que te concierne y te afecta como una urgencia. Como una carencia. Lo que buscas. Lo que no encuentras. Yo lo tengo.          
Lo que no temes de la lluvia y los caminos. Lo que te gusta de la serranía. Lo que has perdido entre el río y la carretera una tarde en algún invierno andino. Lo que no has vuelto a ver desde que saliste de Kallima. Lo que te recuerda la sonrisa de tu madre y tu infancia feliz junto a Galo. Todo aquello que has olvidado en cuarenta y seis años. En la coexistencia. En la subsistencia. Lo que llamas. Lo que no te contesta. Yo lo tengo.
Lo que escrutas en tus carteras. Lo que rebuscas entre tu ropa. Lo que inspeccionas en las nóminas. Lo que escudriñas en las canciones. En los libros. En la didáctica. Lo que inquieres en internet. Lo que sopla en tu habitación cuando te vistes a solas. Lo que hace madurar tus hormonas. Tus neuronas. Lo que te enciende la alegría. Lo que te acrecienta la exaltación. Lo que quieres. Lo que no tienes. Yo lo tengo.
Lo que no sabes de ti misma y constituye tus dudas. Tus vacilaciones. Tus incertidumbres. Lo que precisas para leer. Lo que requieres para no dormir. Lo que necesitas para cantar. Para soñar al filo de la noche. Lo que está entre tus ojos.  Entre tus senos.  Entre  tus muslos.  Lo que  te palpita las ingles.  Lo que te provoca. Lo que te puede expulsar del reposo. De la serenidad. De la moderación. Lo que pides. Lo que no se te concede. Yo lo tengo.
Como a un ídolo prohibido lo mantengo encubierto tras mis gestos. Tras la sombra de mi color triste. Debajo de mi benignidad. Más allá de mis pobres palabras humildes. Aún incorrupto como el vino. Todavía púdico como un cáliz. No obstante íntegro como un poema. Tal como se genera en mis vigilias. En mis expectaciones. De la forma como segrega entre mis glándulas. Tal cual irrumpe en mis deseos. Lo que clamas. Lo que no te responde. Yo lo tengo.
Y lo he guardado por semanas contenido en sus moldes. Asentado en sus fuentes. Depositado en sus receptáculos. Bajo siete llaves lo he escondido de los pecados. De las tentaciones. De las incitaciones. Y está hecho a la medida de tu amor. Diseñado a la naturaleza de tu género. Adaptado al peso de tu capacidad. Delineado al modo de tus apetencias. Lo que te despierta. Lo que no te duerme. Yo lo tengo.
Sólo yo tengo lo que vienes buscando desde hace mucho tiempo. Y está listo para ponerlo a tus pies como una ofrenda de plata. Colgarlo en tu cuello como un relicario sagrado. Decírtelo al oído como una oración nocturna. Ponerlo sobre tus manos como en un rito antiguo. Exento. Descubierto. Expedito. Para hacer que cope precisamente las dimensiones exactas de tu premura y mi apremio.  De tu espera y la mía.  De tu deseo. De mi deseo.
Ferreñafe, 29 de junio del 2012.

domingo, 10 de junio de 2012

Me parece increíble

                                                     William Smith
Me parece increíble que estés en la vida para sublimizar el mundo.
Para establecer el clima. Para cambiar las estaciones.
Me parece sorprendente que poseas el don de la bilocación.
Que tus manos rocen las cosas usuales y las vuelvan significativas.
Que tengas el tamaño exacto de mi amor y de mi deseo.
Te pareces a un arco iris de Moyán por tu nombre de óleo.
A una ciruela de Huanabal por tu sabor amargamente dulce.
A una canción de mayo o diciembre por tu ternura de madre.
Al principio de la noche por tu color de cedro maduro.
Como eres indispensable para existir quiero pegarme a tu boca.
Como conservas la tibieza de la luna quiero subsistir en tus brazos.
Como tienes agua y posada quiero instalarme en tus senos.
Como contienes especias de cannabis quiero consumir tu olor.
Dame el plazo para quererte a escondidas una sola tarde.
Para que pueda verter en tu oído el regato de mi palabra.
Para besar tu cuello de especialista y adorar tus pies desnudos.
Para poder tomar sin límites tus esencias más íntimas de mujer.
Dame el plazo para quererte a escondidas una sola tarde.
Prueba que soy capaz de hacer un lazo al medio de tu corazón partido.
Que poseo la magnífica combinación maestra para provocar tu gozo.
Que puedo cubrir tu vientre con la fiebre de mis poemas.
Que todavía estoy a tiempo de faltar al Augusta y pasarla contigo.

                    Ferreñafe, 2 de junio del 2012.

sábado, 26 de mayo de 2012

Teníamos que conocernos

                                                                                 William Smith
Teníamos que conocernos. Que chocar como dos aerolitos en la noche
espacial. Que entrar en la órbita de lo que tú llamas dios y yo destino.
Teníamos que encontrarnos e identificarnos como dos astros que se
atraen, que convergen, que se adaptan.

Teníamos que confluir. Con la misma precisión con que llega la lluvia, pasa
el verano, regresan las golondrinas del otoño precoz. Con el propio rigor
que tienen los calendarios sobre tu periodo menstrual y los anuarios sobre
mis cabellos de harina. En cualquier momento que ya dábamos por
sucedido en los actos de los seres y las evidencias de las cosas y prodigios
de este mundo.

Teníamos que coincidir. Que tocarnos en pleno vuelo como dos pájaros
errabundos al borde de la calle dormida, buscando dónde pernoctar y
poner a descansar el nombre, la edad, los compromisos funcionales, el
mismo amor cotidiano y desandado tantas veces como un puente antiguo.
A la vera de tus desencantos y los míos, de mis contrariedades y las tuyas,
de nuestras propias y mutuas tribulaciones.

Teníamos que concordar. Que reconocernos desde nuestras condiciones
de ilegales solidarios, de infractores del tiempo, de transgresores de las
 buenas y malas costumbres. Que identificarnos como lo hacen los barcos
dormidos en la alta noche o los gatos sedientos en medio de su despierta
pasión. Que confabular contra los compañeros de trabajo, que intrigar
 entre los amigos, que conspirar a favor de nuestras malignas e íntimas
necesidades.    
Teníamos que topar al medio de vida. Cuando un nuevo albor enciende tu
corazón como una lámpara, y un barco de papel te lleva a mis aguas de
océano pacífico, a mis contornos de isla anónima, a mis manos de
marinero solitario. En el instante preciso cuando empiezas a madurar
como una manzana al sol, y tu ímpetu posee aún la facultad de hacer
resurgir el impulso de tus pechos, las frondas de tu vientre, las secreciones
más apremiantes y secretas de tus ardores y deseos.

Teníamos que concurrir al medio de la vida. Cuando un atajo amplio y
despejado se apertura frente a mí ojos de nómada, y hay de viento en mi
aliento y de fuego en mis fueros y de ola en mi alegría. Cuando otro sol
irrumpe sobre mi edad vespertina, y como un anuncio de borrasca se llena
 de bulla mi pasión y de oscilaciones el tráfico de mis gérmenes. Ahora
mismo que ya no queda más tiempo para emerger o naufragar en el fondo
propio del ilusionismo y la concupiscencia de la sugestión.  

Teníamos que conocernos. Que tocarnos como dos dispositivos
 fundamentales. Que constituir un mismo compuesto al que tú llamas
amor y yo albur. Teníamos que encontrarnos y acomodar como dos piezas
que se captan, que convergen, que se acoplan.

Ferreñafe, 22 de mayo del 2012.

jueves, 3 de mayo de 2012

Amiga Luna

Luna:
Bella ninfa que cuidas celosamente
mis secretos
mis sueños
mis nostalgias
mis melodías en notas de rocío.
Fiel confidente
que penetras en la galería
de mis recuerdos
de mis desvaríos
de mis anhelos aterciopelados.
Amiga nocturna
que recoges mis auroras
y me regalas una estrella del firmamento
para alumbrar
mi sino moribundo
mi destino insomne
mi camino al final del arco iris.
Luna:  guardiana, confidente, amiga
no me dejes morir
en el frío de mis dudas…
Matilde Mesones Montaño
         Ferreñafe

domingo, 8 de enero de 2012

Basta de Memorias

                                                 William Smith
Una casa con una puerta muy alta y un callejón con altillo.
Una calle angosta y empedrada como un arrecife.
Mamá y papá partiendo por lados distintos de esa misma calle.
Mi hermana es muy pequeña para entender que no sólo es la calle, sino la vida.
Con mi hermana jugamos a fabricar tortas de miel con velitas de fósforos.
El colegio nos separa muchas horas y me llena de pánico.
Los abuelos y los tíos nos preservan del naufragio.
Otra casa grande llena de macetas con helechos y geranios.
El pingüino de cuerda en el cajón de la vitrina.
El tío más joven me lleva al estadio todos los domingos.
Me quedo dormido y no me entero que muere el padre Farro.
Otra calle: mamá sale a estudiar de noche.
Llamó por teléfono a mi padre y me dice: Qué gusto escucharte por los hilos.
Con Boris fundamos una banda de latas y palillos.
El Dodge verde del tío mayor nos lleva a la playa.
El parque sirve para leer la biblioteca de la tía mayor.
Maritza es una niña de Lima con una sonrisa de Luna.
Esa navidad recibo una bicicleta nueva.
Me alejo del barrio en bicicleta y conozco Roma.
Otro colegio demasiado grande: San José, San José, San José.
Los viajes en ómnibus me hacen pensar en la muerte
(Felimer me dice que la muerte es inocua, que no hay que hacerle caso).
Escribo cartas y poemas que nadie habrá de leer: los calcino.
La vida gira al rededor de la Mamábuela.
Ella me da su medalla de San Martín y cuantiosas propinas.
El abuelo me enseña a fundir metales, conceptos y otras dudas.
Las trilladoras parecen monstros mecánicos.
Gano dos cincuenta soles por semana: otro milagro del abuelo.
Los viejos amigos de la calle Junín.
Los nuevos amigos del atrio de la iglesia.
Los bailes con equipo estéreo a las 3 de la tarde.
Saturday Night Fever: Coliseo Municipal 8 p.m.
Papá no vive con nosotros pero mi hermana se pone sus camisas.
Otra navidad con Roma en su jardín.
La tía mayor me compra los primeros macarios.
El Tecuar  sale al campo con camisetas entintadas de verde pantano.
El parque sirve para leer y también para pitar Ducal.
Otra calle: mamá se enamora y su Colegio le intima a casarse.
Mamá se casa y pasa un terremoto.
En medio del cataclismo Rosa Ángela alumbra mi corazón
 (Los tres le construimos una hamaca de carrizo y sábanas blancas).
Macuito se va a Lima y volverá siempre para febrero.
Escribo cartas y poemas que ya no he de incinerar.
Otro colegio: Miguel Porro. Iván Monsalve. Koke Quevedo.
Cinco muchachos caminan por la calle Unión: una foto
(Uno de ellos ya es una estrella en cualquier parte del universo).
Las canciones de Electric Light Orchestra.
Las películas con Laura Antonelli.
Los poemas de Neruda.
Los poemas de Baudelaire.
Deanira es una adolescente de 16 con las ideas de las mujeres de 30.
El verano de 1979 lejos de ella. Las tardes de 1980 junto a ella.
Ella quiere hacerse cargo de mi vida y nos casamos: pasa otro terremoto.
Papá reaparece y quiere que su primogénito sea oficial de policía.
El Fenómeno del Niño de 1982.
Las aguas entran a casa y Nery me inunda con su mirada.
Los cuentos guardados en la guantera de los autobuses.
Paúl, El escritor, y Papeles de Quinta Estación.
Octavio pierde su chupón y sueña que su madre se lo roba.
Las navidades se llenan de niños y juguetes sobre las hamacas.
Christian cumple un año e inventa el lenguaje de las la.
Un caligrama: Poema del árbol y el hijo.
Jorge Luis Mario entre un montón de niños con mandiles escolares: otra foto.
¡Alto, baje el arma. Tiene derecho….!: Elio Adrián.
Los viernes llego muy tarde y a veces todos están durmiendo.
De pronto el abuelo se despide y la Mamábuela se pone a envejecer.
Sin despedirse Carlitos pasa de ser niño a ser estrella.
Gano una fortuna y emprendo a devolver sus estipendios a la Mamábuela.
La Mamábuela se despide y ya no será la vida como antes jamás.
El tío más joven no ha de cumplir 52
(La tía mayor dice: Ya está al lado de su madre).
Mi madre es el centro del sistema planetario familiar.
Otro colegio en medio de unas montañas enormes.
Con Cinthya estudiamos literaventura aplicada ese verano.
Una mujer con el nombre del Cristo y el cabello de feria
(Esa misma mujer dorando su desnudez al sol de la mañana andina).
La casa sobre el piedemonte de piedras del cerro Lungán.
Libre invención, 1997.
Huacapampa, un domingo a las 6 de la tarde.
Moyán, un jueves a las 9 de la noche.
Los últimos amaneceres de Janque.
Las últimas tardes de la casa del monte.
El parque está lleno de fantasmas y otros poemas, 2004.
La mañana de retorno a la vieja Tres Tomas: otro colegio.
Adilia tiene los pies más blancos pero el corazón con astillas
(El malamor le ha hendido la sonrisa y plegado el alma).
Otra foto: el Grupo Asociación.
Un niño repite mi nombre en su nombre y en su cuaderno escolar
(Ese mismo niño es una sonrisa o una canción en mis sueños).
Papá vuelve a reaparecer y me regala una casa que debo erigir.
La vida gira al rededor de la Mamánena.
La vida gira alrededor de la Mamámía.
Changarito y yo soñando con los dinosaurios cretácicos.
Una Luna nueva alumbra otra vez mi corazón.
De pronto, me convierto en especialista.
25 son los apóstoles augustinos.
De papel o de madera, 2011.
La memoria no vasta.
(Sólo bastas de memorias).

Ferreñafe, 20 de octubre del 2011.