sábado, 2 de marzo de 2013

Una Carta a la Soledad

                                                     Por  César Solís Fuentes
Ya mis tardes no son adolescentes ni mis noches las de un jovenzuelo jugando a ser bohemio de antología, tirando sus pocas monedas al azar del infortunio.
Del amanecer importa este que me concede la vida, pues los otros son tantos -pero tantos- que dan cercanía a la muerte paulatina e inexpugnablemente.
Ya amontoné mis frustraciones y las introduje en un sobre de manila, sin rúbrica la carta tiene como destinatario la soledad y en su diminuta estampilla apenas se ven unas chapas de cerveza ¿remitente? un iluso que fumó en un atardecer cualquiera un cigarrillo, el ultimo de su larga espera.Nunca llegó su Musa inspiradora, que lo extasiase y en esplendoroso frenesí crear losmás hermosos poemas del alma,en el sobre,de los viejos amores introdujo un certificado viril y una postal navideña que dejó una colegiala,arrojó al mar del olvido el bonito rostro de aquella mujerzuela de los besos ebrios y barbarismos repugnantes.
Me niego ser corcel de justicieros menos aún de bandidos.Tampoco jinete de hipódromo casi siempre en el anonimato. No me interesa si la soledad tampoco comprende, al fin y al cabo nunca contesta las cartas al punto que dejarán de escribirle,o tal vez sí, jamás una como esta sinigual y triste, la última.
Hoy quiero ser el poeta del pueblo se lee en algunos de sus amplios renglones,Quiero ser capitán en mi mundo imaginario,dirigiendo un ejército invisible e indivisible aunque para el vulgo esté completamente solo y el vozarrón perverso suelte la carcajada inútil,no importa,duele más deducir que el falso erudito acomode sus almohadas más tranquilo ignorando que solo comparativamente sus logros son significativos, sin quien compararse,es solo en el fondo quimera, vanidad,golpe de suerte y traición, y siempre para sufrir como todo el mundo,pues siempre habrá un eslabón perdido o un bohemio sin fe tanto en las torres de marfil como en los arrabales.Una noche ridícula y otra elegante. Lo importante, lo ignoramos tantas veces,no es el tiempo que nos queda sino lo que hacemos con él,acentuando gratitud por lo que quisimos y tenemos,y resignación cuando concluimos que no todo alcanzamos por el simple hecho de haberlo soñado.La soledad solo es un pasatiempo de los poetas,y la carta una simple quimera.
Ferreñafe, 28 de Febrero del 2,013.

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